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¿A los niños también les da artritis?


La artritis no es algo que exclusivamente padecen los adultos porque muchos infantes o menores de edad también sufren artritis.

A los menores de edad también les da. La artritis idiopática juvenil (AIJ) es la enfermedad reumatológica más frecuente en la niñez, debido a que aproximadamente uno de cada mil niños la desarrolla.

Artritis Idiopática en menores de edad


La artritis idiopática juvenil ha existido siempre. Lo que sucede es que antes se creía que no era posible que los niños la padecieran.

Incluso no se utilizaban medicamentos antirreumáticos en menores de edad por la creencia anterior.

Con la aparición de la reumatología pediátrica como especialidad médica hace alrededor de 50 años en el Reino Unido, las investigaciones al respecto fueron confirmando no solo que la AIJ existe, sino que hay varios tipos de la misma, siendo la sistémica la más peligrosa, pues podría ocasionar la muerte del paciente.

Las cusas de la artritis idiopática juvenil son multifactoriales



En un paciente, sea cual sea, pueden influir muchas cosas para que se sufra de este mal, como por ejemplo tener una predisposición genética, el contacto directo con algún tóxico o virus, e incluso cierto grado de estrés.

Cualquier cosa podría influenciar para que esta enfermedad se manifieste. Existen siete clases de artritis en los niños.

De lo anterior, se puede decir que la sintomatología puede variar.

Uno de los síntomas más comunes es la presencia de artritis, que es un edema que aparece sobre una articulación que genera calor, dolor, inflamación y limitación en la movilidad.

Otros síntomas asociados a la artritis idiopática juvenil son la fiebre, cojera, pérdida de peso en general, erupciones cutáneas, rigidez al despertar y un nivel considerablemente reducido de la actividad física.

Aunque para la artritis idiopática juvenil no exista una prevención válida, lo que si se puede hacer es diagnosticarla a tiempo: en ese caso, los resultados terminan siendo muy buenos, pues se tiene el suficiente margen de maniobra para limitar las consecuencias al máximo.

Se trata de un diagnóstico de exclusión, razón por la cual no hay radiografía, ecografía o resonancia magnética que valga.

El examen más confiable es el físico, y para realizarlo es necesaria mucha información.

En casos en los que el paciente tiene una artritis crónica de varias semanas, la primera sospecha es que se trate de una AIJ.

El tratamiento: en la última década se han desarrollado terapias para controlar esta enfermedad. También existen medicamentos biológicos que permiten disminuir las recaídas de la patología y que deben ser suministrados diaria o semanalmente en los pacientes pediátricos.

Así mismo, en el mercado hay medicamentos de fácil acceso para tratar la artritis idiopática juvenil.

Están los corticoides y las inyecciones intra-articulares, que se recetan durante seis meses. Si no hay respuesta a ese tipo de medicamentos, que se llaman modificadores de enfermedad, hay otras líneas de tratamiento más novedosas y especializadas.

Las consecuencias de no prestar atención al cuadro sintomatológico de la AIJ puede derivar en graves consecuencias para quien la padece.

En el caso de la AIJ normal, si no se le da un tratamiento oportuno y adecuado, el niño no va a poder crecer y desarrollarse normalmente, posiblemente va a estar desescolarizado y podría tener limitaciones en torno a su funcionalidad cotidiana como tener dificultades para caminar, razón por la cual va a tener que usar una silla de ruedas para poder desplazarse, y por supuesto todas la repercusiones sociales y psicológicas arraigadas a ésto.

En casos de AIJ más complicadas, las consecuencias médicas pueden ser peores, ya que hay artritis que pueden comprometer a los ojos, como sucede con la uveítis, que es capaz de causar ceguera.

Y finalmente está el caso de la AIJ sistémica, que tiene un comienzo muy agresivo, y con ésta se pueden ver muy comprometidos el bazo, el hígado, el pulmón, la médula ósea y hasta el miocardio (corazón).

Se trata de una variedad muy grave pues incurre en el Síndrome de Activación Macrofágica, que puede causar la muerte.



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