Infecciones urinarias en la niñez


¿Por qué los niños y las niñas padecen tantas infecciones urinarias y cómo se pueden evitar?

Conoce algunos aspectos a tener en cuenta sobre las infecciones urinarias que se generan en la niñez.

Las infecciones urinarias afectan entre el 5% y el 9% de los niños y niñas.

Se pueden prevenir con hábitos urinarios y de higiene adecuados. En menores de 2 años, las infecciones urinarias podrían llegar a esconder ciertas anomalías congénitas.

¿Por qué los niños pequeños padecen tantas infecciones a nivel urinario?


A veces los infantes por el afán de estar jugando todo el tiempo, por tener que cumplir determinados horarios de clases y realizar una serie de actividades diarias propias de la edad pre-escolar, y extracurriculares, les deja poco tiempo para poder ir al baño de forma regular.

Por esta razón, muchos infantes en la actualidad no son capaces de desarrollar hábitos urinarios adecuados, hasta el punto que es el padre o madre de familia quien tiene que estar recordándoles que deben ir al baño, que no es bueno aguantarse tanto las ganas.

Y claro, la recomendación de lavarse las manos antes y después de ir al baño no debe faltar.

Los padres de familia deben tener en cuenta que la ausencia de unos hábitos urinarios y de higiene adecuado de los genitales, derivan en que cada vez sean más comunes las infecciones urinarias en los niños, especialmente en menores de 5 años.

Tal como lo explican los especialistas, las infecciones urinarias se diagnostican cuando bacterias o virus presentes en la orinan colonizan las vías urinarias (uréteres y vejiga) y en ocasiones los riñones.

Y aunque pareciera que este tipo de infecciones se manifiesta solamente en adultos, esta razón es una de las consultas más comunes en nefrología y urgencias.

Sin embargo, aun cuando las infecciones urinarias con tan comunes, no resulta fácil su detección, puesto que su sintomatología no es tan clara como en un adulto, en la que se presenta fiebre, aumento de la frecuencia urinaria y ardor durante la micción.

En los niños y niñas, usualmente se presentan con fiebre, dolor abdominal, vómitos y falta de apetito, lo que además se traduce en que el infante no se pueda alimentar de manera correcta, y por consiguiente sufra alteraciones asociadas al crecimiento y desarrollo.

Causas de las infecciones urinarias en niños y niñas



- Cuando las infecciones urinarias aparecen de manera temprana, en menores de 2 años, hay que sospechar sobre la existencia de malformaciones congénitas.

En su mayoría (40 a 50%) dadas por reflujo vesicouretral, que se diagnostica cuando la orina se devuelve de la vejiga hacia los riñones, por fallas en una válvula que impide que regrese.

Sin embargo, el crecimiento favorece un mecanismo antireflujo que hace que este problema se solucione espontáneamente.

- Pero las infecciones urinarias también pueden esconder malos hábitos urinarios y de higiene, en especial en las niñas, quienes aparte de limpiarse de forma inadecuada van al baño con poca regularidad.

- Pueden ser además la consecuencia de trastornos de la micción, en los que aunque el niño ya controla esfínteres, de repente se orina en los pantalones, porque la vejiga se activa automáticamente.

Estas alteraciones pueden disiparse cuando los profesores o los padres le hacen demasiadas exigencias al pequeño en torno al control de la vejiga, lo que lleva a que haga un esfuerzo todo el tiempo por no dejarla escapar, ocasionando fallas en el mecanismo de micción, que conducen de paso a infecciones urinarias por la acumulación de residuos de orina.

- De otro lado, este mal puede relacionarse con vejigas neurogénicas, asociadas a traumas de la columna vertebral como cuadriparesia, paraplegia o hidrocefalia, en las que por falta de inervación las paredes de la vejiga se tornan rígidas, lo que aumenta la presión dentro de este órgano, impidiendo la eliminación adecuada de orina.

- Compresiones extrínsecas dadas por masas que comprimen la vejiga, estreñimiento que favorece el paso de gérmenes desde el tracto gastrointestinal hacia esta vía urinaria y disfunciones de la vejiga a nivel del músculo detrusor responsable de su vaciamniento son otros factores involucrados en su génesis.

- En los adultos, en cambio, las infecciones urinarias se asocian con trauma, cálculos, tumores o enfermedades crónicas.

¿Cómo se manejan este tipo de infecciones?



Existen varias opciones de tratamiento para las infecciones urinarias en los niños y niñas.

- Cuando se generan por trastornos de la micción están indicados los antibióticos terapéuticos, suministrados por períodos de cinco a quince días, que según su gravedad pueden administrarse por vía endovenosa u oral.

En menores de 1 año se administran solamente por la vena, lo cual implica hospitalización.

- También está la opción de los antibióticos profilácticos, que implican meses o años de tratamiento.

Se trata de antibióticos de amplio espectro, pero con poco nivel de toxicidad, porque se manejan en bajas dosis.

La diferencia con los terapéuticos está en que ayudan a prevenir nuevas infecciones, dado que este es un problema que tiende a reaparecer o recurrir en un 60-70% de los casos.

- En casos más severos, en los que hay malformaciones, es necesario aplicar la cirugía.

Cuando el origen de la infección es un reflujo vesicouretral se corrige la unión del uréter con la vejiga y si hay estrechez uretral se dilata con sondas.

- Cuando existen fallas en el músculo detrusor se tratan con terapia de piso pélvico y/o medicamentos que ayudan a que se contraiga.

De no tratarse, las infecciones urinarias a repetición pueden causar daños irreversibles en los riñones, que a largo plazo implican insuficiencia renal, diálisis o incluso trasplantes.

- También existe el riesgo de sepsis, infección generalizada, que implica el manejo en cuidados intensivos y que puede llevar a la muerte o a pionefrosis o infección en la que los riñones se llenan de pus.

Hábitos saludables para evitar las infecciones urinarias en los bebés y niños



- Como padres de familia, debemos permaneces atentos al cambio de pañales, de forma que la materia fecal no dure mucho tiempo en contacto con las vías urinarias.

- Realizar un lavado diario y adecuado de los genitales del bebé o el niño. Procurar después esperar a que estos sequen muy bien antes de colocar la ropa interior.

- No debemos exigirles a nuestros hijos el control de esfínteres en una etapa muy temprana.

Tengamos en cuenta que la maduración anatómica y fisiológica de la vejiga se completa alrededor de los a años de edad, cuando ya pueden nuestros hijos ir solos al baño.

Entonces, si se precipita este control, se puede propiciar a trastornos en las micciones e infecciones urinarias.

- Debemos decirles que se tomen un tiempo suficiente para orinar, en donde deben bajarse totalmente el pantalón o la falda, y evacuando completamente la orina acumulada, sin que deban hacer fuerza.

Debemos enseñarles también a que deben esperar porque a veces toda la orina no sale de una sola.

- Debemos recordarles e insistirles a los pequeños que no deben aguantarse las ganas de ir al baño, es decir que deben ir en cuanto sientas ganas de orinar, ya aguantar por mucho tiempo puede ser perjudicial para su salud.

Aunque la frecuencia de micción varía de un niño a otro, se calcula que un niño promedio debe ir al baño 4 veces en el día, y una niña aproximadamente 6 veces.

También se les debe recordar lavarse muy bien las manos antes y después de ir al baño.

- Ante cualquier sospecha de infección urinaria, consulte inmediatamente al nefrólogo o urólodo pediatra, quienes descartan la existencia de anomalías congénitas.

- En caso de que el pequeño o la pequeña sean diagnosticados con alguna anomalía congénita, se debe persistir con el tratamiento, a riesgo que el niño o niña quede con secuelas que puedan aparecer a largo plazo.

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