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¿Cuándo consultar por urgencias en Colombia?

Desde la misma creación de la Ley 100 en 1993 se planteó una directriz clara de ampliar la cobertura en salud para llegar con servicios oportunos y con calidad, al mayor número de colombianos posibles.

Entre estas directrices es muy claro que todas las salas de urgencias del territorio nacional están obligadas a prestar sus servicios a todas las personas que los requieran. Pero ¿todas las personas que solicitan este servicio, en verdad lo necesitan?

La respuesta la obtenemos viendo la sala de espera: desde el 35% (en hospitales de nivel 3) hasta el 80% (en centros de nivel 1) de las consultas a urgencias son inapropiadas. Es una problemática común en todos los centros hospitalarios del mundo.

Por eso desde los años setenta se le dio una nueva dimensión al concepto de Triage, adaptando el procedimiento militar napoleónico del siglo XVIII a la población civil, cuyo objetivo era identificar rápida y adecuadamente a las victimas de trauma con lesiones graves, para asegurarles la atención en un centro de trauma, y lograr que los pacientes con lesiones menores no fueran trasladados, para así evitar el uso inadecuado del servicio de urgencias.


Tal congestionamiento ocurre por muchas causas, entre ellas, la facilidad del acceso para el paciente a su expectativa de resolver rápidamente todos sus problemas de salud por la disponibilidad inmediata de las ayudas diagnósticas, lo que contrasta con las dificultades de acceso rápido en la consulta externa.

Esto ocasiona que en la sala de emergencias el personal médico sea insuficiente y que los pacientes gravemente enfermos deban esperar un tiempo prolongado para ser atendidos.

La percepción de la calidad del servicio disminuyó a corto plazo con la complementación del Triage, por lo que muchos prestadores de salud evitaban, pero se ha demostrado que en el largo plazo mejora notablemente la oportunidad y capacidad de respuesta de los equipos de emergencias y les ayuda grandemente a cumplir su misión: salvar vidas y aliviar el dolor.

Por esto en nuestro país, desde el 2007, con el decreto 4747, el Ministerio de la Protección Social y más recientemente la Comisión de Regulación en Salud (CRES), con el Acuerdo 029 de 2011, hicieron obligatorio implementar el sistema de selección y clasificación de pacientes en todos los servicios de urgencias.

Aunque esta normatividad aún debe desarrollarse y estandarizarse, existen clasificaciones universales que se adoptan actualmente en muchas salas de urgencias en Colombia, con buenos resultados. Es necesaria la participación de la comunidad en este nuevo proceso, pues la comprensión de éste facilita su implementación.

A continuación se expone una parte de la que se considera la escala más adaptable a nuestro entorno cultural y normativo: el MTS Manchester Triage System.

ADULTO CON MAL ESTADO GENERAL.

Riesgo vital: respira con dificultad.
Dolor: indiferente.
Hemorragia: abundante o no observable.
Nivel de conciencia: convulsión o inconsciencia.
Temperatura: indiferente.
Tipo de evolución: pocos minutos.
Urgencia Vital: Atención inmediata.

Riesgo vital: Pulso alterado.
Dolor: Intenso.
Hemorragia: Moderada.
Nivel de conciencia: Somnolencia.
Temperatura: Alta.
Tipo de evolución: Algunas horas.
Muy urgente: Atención en 20 minutos.

Riesgo vital: Tensión arterial alta.
Dolor: Moderado.
Hemorragia: Escasa.
Nivel de conciencia: Alterado.
Temperatura: Alta.
Tipo de evolución: Varias horas.
Urgente: Atención en 45 minutos.

Riesgo vital: Ninguno.
Dolor: Leve.
Hemorragia: inexistente.
Nivel de conciencia: No alterado.
Temperatura: Baja.
Tipo de evolución: Muchas horas.
Poco urgente: Atención en 120 minutos.

Todos los demás No urgente: Tiempo de espera de 4 horas aproximadamente.

Esta selección de los niveles de urgencias y su lugar de atención deben realizarla enfermeras o paramédicos con entrenamiento mínimo de doce meses en la utilización sistemática y disciplinada del algoritmo.

Requiere también que las empresas administradoras de salud inviertan en la materialización de las alternativas a los pacientes clasificados como no urgentes, así como la participación activa de las asociaciones de pacientes y de los medios de comunicación para la masificación de esta nueva cultura.



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