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La música clásica: una melodía positiva para el cerebro


Beneficios de escuchar música clásica. La música clásica produce un estímulo positivo en el cerebro, mejorando notablemente las funciones cognitivas de la persona.

Escuchar por lo menos 15 minutos diarios de música clásica mientras se hacen actividades creativas como pintar, dibujar, estudiar y otras que requieran un estado de alerta como conducir en automóvil, ayudan a mejorar la capacidad de las mismas y al mismo tiempo favorece la relajación positiva, mejorando notablemente el desempeño en dichas actividades.

Sinfonía que son un manjar para nuestro cerebro


La "quinta sinfonía de Beethoven" o "las cuatro estaciones" de Vivaldi son ejemplos claros para ayudar a solucionar los problemas de rendimiento escolar y cognitivos de muchos niños, adolescentes, jóvenes, adultos e inclusive adultos mayores.

Composiciones de Chopin, Haydn, Danzi, Vivaldi y Mozart, principalmente, han sido estudiadas por científicos y profesionales.

El espectro de frecuencias que se maneja en este tipo de música es tan amplio, que logra estimular todos los órganos incluyendo obviamente los órganos de los sentidos.

Por esto también es que muchas veces sentimos "cosquilleo" o se nos pone la "piel de gallina" o nos "erizamos" al escucharla.

Aunque no existe una condición específica para escuchar la música clásica, se debe hacer como ya mencioné en el primer párrafo, en actividades que requieran el uso o fomento de creación por parte de la persona.

Mientras se estudia es excelente para estimular al cerebro en pro de aprender y retener lo estudiado.

Mientras se dibuja pueden surgir nuevas creaciones o mejorar algo ya existente.

Mientras se hace algún tipo de pintura es excelente para dejar fluir la imaginación e innovar con nuevas creaciones. Cuando se maneja un automóvil el estado de alerta y los reflejos pueden agudizarse.

Pero ojo, lo importante también es escucharla a un volumen moderado, ya que al ser muy bajo pueda que la estimulación no sea adecuada, y al ser muy alto ésta puede ser molesta o tediosa para los oídos.

Lo recomendable muchas veces es usar audífonos para "sentirla más", por así decirlo, pero hay que tener mucho cuidado porque el uso de audífonos a volúmenes elevados o aun siendo moderados, por más de 30 minutos diarios, puede ser perjudicial para las células del oído ocasionando posible hipoacusia (sordera) en un futuro.

Otro momento del día para escuchar la música clásica para estimular nuestro cerebro, alejar el estrés y motivarnos para empezar un nuevo día, es justo después de levantarnos.

Para ello es recomendable hacerlo encendiendo el equipo de sonido o bien sea prendiendo nuestro computador para hacer uso de sus parlantes.

La parte científica de todo esto se basa o construye sobre el trabajo del otorrinolaringólogo Alfred Tomatis, quien ayudó a identificar la relación entre ciertas frecuencias del sonido y su efecto positivo sobre las funciones mentales y corporales.

Según él, ciertas zonas de frecuencia del sonido afectan diferentes habilidades en la persona.

Todo esto combina además décadas de investigación clínica en áreas como la neurología, fisiología, psicoacústica, procesamiento auditivo y teoría de la música, entre otras áreas.

Las personas, principalmente niños y niñas, que sufran de autismo (caracterizado por aislamiento social, conductas y movimientos repetitivos), o dislexias (alteraciones del lenguaje y lectura que alteran la comprensión) pueden verse claramente beneficiadas por la escucha de música clásica por lo menos unos 15 minutos diarios y en los momentos indicados anteriormente.

De esta forma se puede lograr que los niños crezcan con mayores habilidades de comunicación y aprendizaje, con un elevado rendimiento escolar, capaces de controlar sus emociones y menos propensos a ser hiperactivos y a sufrir déficit de atención.

Inducir a un niño desde pequeño a aprender a tocar un instrumento como el violín, piano, guitarra es excelente para estimular igualmente las capacidades positivas ya mencionadas.

Sin embargo, no es bueno obligarlos a hacer algo que ellos No quieran, ya que pueden iniciar un odio o cansancio a ciertas actividades cognitivas.

Todo debe empezar como una propuesta y gradualmente ver si el niño o la niña la aceptan y observar a si mismo si sus progresos son positivos o negativos.



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