7 Beneficios de comer Chocolate negro para mejorar la salud

¿Por qué mi hijo no quiere comer?


¿Quieres saber por qué tu hijo o tu hija no quieren comer?

Las cantidades de alimentos, los tipos de comidas y los ambientes poco adecuados pueden ser algunas de las fallas que se cometen en cuanto a la alimentación de los niños y las niñas.

Cada vez que se acerca la hora de comer en familia, en algunos hogares pareciera que fuera un "campo de batalla", cuya lucha es un enfrentamiento entre los pequeños haciendo toda clase de "pataletas" para evitar comer, y sus padres quienes intentan, usualmente sin éxito, que ingieran sus alimentos.

Ante esta situación, la sensación de impotencia y la desesperación se apodera de los adultos, quienes no encuentran la forma de persuadir a sus hijos para el fin nutritivo.

Lo peor en algunos casos, es que en el afán de lograr que los niños consuman las porciones de alimentos, terminan por agudizar el problema en lugar de "suavizarlo".

En este blog somos conscientes del "caos" que la inapetencia infantil genera en las familias, obviamente más en los pequeños por la desnutrición y problemas de salud que se pueden presentar.

De ahí que los especialistas han diseñado un test para que los padres aprendan a detectar en qué están fallando, además de brindar una serie de consejos que les permitirán salir triunfantes en este tipo de casos.

Deben tener claro que una buena nutrición es muy importante para la salud y el crecimiento adecuado de los niños, pero tampoco es bueno obligarlos a comer si de verdad están inapetentes, o tampoco es bueno hacerlos comer de gula. Todo en exceso es malo.

¿Qué hacer cuando mi hijo o hija no quiere comer?



1. Se debe crear un ambiente agradable y tranquilo en casa a la hora de servir las comidas. Se debe aprovechar para transmitir a los hijos algunas de las enseñanzas sobre nutrición y buenos modales sobre la mesa.

Se les puede enseñar lo importante que es alimentarse en horas adecuadas, el consumo adecuado y oportuno de alimentos, entre otras cosas.

2. Se deberán establecer horarios fijos para las comidas principales: desayuno, almuerzo y cena, al mismo tiempo que se debe tener en cuenta que al igual que los adultos, los niños también deben comer cinco o seis veces en el día, todo dependiendo de lo que hagan en el transcurso del mismo (estudio, deportes, práctica de algún instrumento musical, etc.).

Teniendo en cuenta que entre más actividades o ejercicios físicos y mentales realicen, más cantidad de alimentos van a requerir.

Entre comidas grandes, las mejores opciones son las frutas (una por ingesta), galleticas integrales (por su aporte de fibra) bajas en azúcares simples, yogures de buena calidad (con pro-bióticos y bajos en grasas saturadas), entre otros.

3. Si se busca que nuestros hijos se alimenten de una forma sana, nutritiva, somos nosotros quienes debemos dar ejemplo alimentándonos de la misma manera. Debemos ser el ejemplo a seguir en todo ante nuestros hijos e hijas.

De ahí se acompaña el hecho de servir los alimentos nutritivos y saludables de una manera bien presentada, y en algunos casos, de ser necesario, divertida.

4. Para lograr que los niños aprendan el hábito de comer verduras, una buena estrategia es cortarlas con moldes de distintas figuras y/o usarlas en preparaciones como sándwiches.

5. Se debe evitar el error de que más es mejor.

Los niños aunque deben alimentarse bien, nunca deben ser inducidos a comer en las mismas proporciones en que lo haría un adulto, principalmente para evitar problemas de sobrepeso graso y obesidad, indigestiones, entre otros.

Pero tampoco es bueno que coman porciones muy pequeñas. Una buena estrategia es servir una porción de alimentos moderada en un plato grande, para que así a simple vista a ellos y ellas les parezca relativamente pequeña y puedan ingerirla toda.



6. Para mejorar la digestión y "abrir" el apetito, o mejor para preparar el organismo, se debe inculcar el hábito de beber uno o medio vaso con agua o algún zumo de fruta sin azúcar (o comer alguna fruta) 30 a 40 minutos antes de las comidas "grandes".

Se debería evitar el mal hábito de que los niños "pasen" los alimentos con líquidos. La acción de remojar deberá ser siempre exclusiva de la saliva.

7. Se debe recordar que la cantidad de cada alimento que cada niño y niña requiere es variable, dependiendo de la edad, nivel de actividad física o mental, sexo, talla y estado de salud.

Así, algunos niños pueden comer más o menos que otros de su misma talla y edad.

8. Cuando el menor de edad vaya ganando algo de "independencia", más o menos en la edad escolar, permita que él o ella sean los que sirvan sus propias porciones de los alimentos. Dando pequeños consejos de ser necesario.

9. Nunca se debe utilizar la comida como estrategia de castigo, debido a que el infante asociará los alimentos hacia algo negativo, provocando aún más rechazo hacia éstos.

Tampoco es bueno usar los alimentos como premio, evitando decirle algo como: "si te comes todo te doy postre", siendo lo malo además del acto en sí, el postre después de una comida sana. Con esto el menor terminará por asimilar que todo lo dulce y rico es saludable y será lo mejor.

10. No es necesario buscar asesoría de un profesional a menos que el infante esté muy delgado u obeso, que presente síntomas como mareos, dolores de cabeza, ganas de vomitar, tembladera, entre otros.

Los cuidados y enseñanzas nutricionales deben ser aplicados desde el nacimiento y el mejor indicador de que se van por un buen camino, es el estado de ánimo positivo del niño, la buena salud y el crecimiento normal.

¿Qué tipo de alimentación debo proporcionarle a mi hijo?



La palabra clave para una sana y completa alimentación es "balance".

Un equilibrio entre todos los grupos de alimentos, incluyendo tanto nutrientes macro (carbohidratos, proteínas, grasas saludables) como micro (vitaminas, minerales y oligoelementos).

Aproximadamente un 50% de la dieta debe corresponder a los carbohidratos o glúcidos, un 10% a las proteínas, un 20% a las grasas saludables (insaturadas) y el otro 20% a las frutas, verduras y lácteos (si el niño no es intolerante a la lactosa).

Los azúcares "supersimples" y refinados, como el "mecato" o golosinas, helados, pasteles, entre otros, deberían evitarse o ser consumidos de manera esporádica.

ARTÍCULO MUY RELACIONADO:

Alimentación según la edad.



¿Tienes algo que decir sobre este artículo? Compártelo con nosotros en:

siguenos en facebook sígueme en Instagram Canal de youtube siguenos en Twitter