La sal no es tan mala si la sabes controlar.
De hecho es importante mantenerla en tu dieta en cantidades moderadas tanto por el sodio como por el yodo que aporta. La sal no se debe evitar por completo de la dieta, sino solamente aprender a moderar su consumo.
Las Propiedades y beneficios de la Sal
La sal desempeña un papel fundamental para la vida, debido a sus aportes de minerales como el sodio.
Interviene en los procesos de contracción muscular, en la circulación, la regulación del sueño y el bueno funcionamiento general del sistema nervioso, digestivo y óseo.
En culinaria la sal resulta también muy útil para realzar los sabores y ayudar a que los alimentos se conserven por más tiempo.
Sin embargo, hay que tener muy en cuenta que la sal no debe ser consumida en exceso, sea cual sea, según lo señala la OMS, dado que un aporte exagerado de sodio deriva en problemas de hipertensión, y por lo mismo ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Además de sufrir calambres constantes cuando hay un desequilibrio entre el sodio y el potasio.
La recomendación general, que claramente puede variar según las características físicas de la persona y hábitos (si practica o no ejercicio físico o deportes, estudia, trabaja, etc.), es consumir No más de dos mil miligramos de sodio, que equivale aproximadamente a 5 gramos de sal de cocina al día.
También es recomendado el consumo de alrededor de 3500 miligramos de potasio diarios, mineral que se encuentra principalmente en frutas y verduras, para así evitar desequilibrios entre estos dos minerales que regulan los procesos nerviosos y contracciones musculares.
Los tipos de sal. ¿Es mejor la sal marina o la refinada?
Se debería optar mejor por la sal marina que la refinada. La primera se distingue porque sus cristales con más grandes y gruesos, es más pesada, oscura y húmeda.
Contiene, además, mayor cantidad de de minerales que la sal tradicional (refinada).
La sal refinada o industrializada, en cambio, para darle una mejor apariencia y lograr que se conserve durante mucho tiempo, tiene que ser sometida a muchos procesos industriales que le restan un valor nutricional claro, y le suman un grado de toxicidad.
De hecho, aunque contiene más de 80 minerales, se despoja de estos nutrientes porque son perecederos y como complemento a ese método de desmineralización le añaden cloro y ácido sulfúrico.
Otras sustancias que se le adicionan a este tipo de sal son el yoduro de potasio, la dextrosa y algunos agentes blanqueadores, todos ellos igualmente tóxicos.
Además de lo "malo" ya mencionado de la sal industrializada (refinada), hay que tener en cuenta que para permitir que ésta permanezca seca debe ser sometida a altas temperaturas que ocasionan una modificación en su estructura molecular.
En estas condiciones, en las que la sal ya no es natural, el organismo no la puede metabolizar fácilmente, sino que la reconoce como un agente tóxico que hay que atacar, generando respuestas autoinmunes.
También se genera un desbalance en el organismo, que lo acidifica, cuando normalmente debe permanecer alcalino, exponiéndolo así a la inflamación de las células y en consecuencia, a que el organismo sea más propenso a contraer enfermedades.
La presión osmótica de la sangre se verá afectada por un exceso de cualquiera de los dos tipos de sal, dado que el espacio extracelular se volverá muy hipertónico, por lo cual los eritrocitos (glóbulos rojos) deberán deshidratarse para contrarrestar este factor.
Esto ocasiona además que el plasma sanguíneo pierda o merme su movilidad, lo que ocasiona que haya una mayor presión sobre las arterias, aumentando el riesgo de padecer hipertensión.
Trucos en la cocina para evitar los "daños" de la sal
- Se debería aprovechar el uso de hierbas como el laurel, el perejil, la albahaca, la menta, el orégano, el tomillo, el hinojo y el estragón para adobar las comidas, o tostándolas ligeramente, luego picarlas y agregarlas al salero para adobar carnes, pescados, etc.
Todo esto de forma que no haya que hacer uso de la sal, o por lo menos de no tener que utilizar grandes cantidades de la misma.
- Verduras como la cebolla, el ajo, y vegetales de color verde oscuro como las espinacas y acelgas también se pueden aprovechar con el mismo fin de reemplazar o disminuir el uso de cualquier de los dos tipos de sal.
- No se debe olvidar el uso de las especias como un sustituto adecuado para la sal. Entre ellas, el curry, la pimienta, la nuez moscada, canela, pimentón rojo y los clavos de olor..
- Hay que recordar que las preparaciones al horno y al vapor realzan más los sabores, con lo que hay menos riesgo de excederse con el uso de la sal. En cambio, los alimentos cocinados pierden más fácilmente su sabor.
- Para disminuir la gran cantidad de sal que tienen los vegetales en conserva como alcaparras, aceitunas y espárragos, se deben enjuagar (lavar) antes de consumirlos.
- Se debe consumir una buena cantidad de frutas y verduras (y agua) a lo largo del día, para evitar así la deshidratación que se produce por el consumo de sal, alterando el equilibrio entre los niveles de sodio y potasio, este último mineral presente principalmente en la espinaca, el repollo, el banano, la papaya y los dátiles.
- Hay que tener muy en cuenta que la sal refinada o industrializada , al igual que el azúcar refinada, produce cambios en el hipotálamo, a nivel de los centros que regulan la adicción y el placer, de forma que entre más consuma más cantidad querrá consumir.
¿Tienes algo que decir sobre este artículo? Compártelo con nosotros en: