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¿Cómo cuidar a un niño con cáncer?


Cerca de la mitad de los casos de cáncer en los niños se puede curar. Pero esto solo es posible cuando el menor está en manos de profesionales capacitados en oncología pediátrica, así como de padres que por medio del cuidado en casa procuran las condiciones necesarias para que el menor sufra menos, responda de manera óptima al tratamiento y tenga una mejor calidad de vida.

De hecho, la leucemia, así como los tumores en el cerebro y en los huesos, que son los tipos de cáncer más comunes en los menores, hacen que estos pequeños tengan que enfrentar cambios muy drásticos en su apariencia y en su estilo de vida que no son nada fáciles de sobrellevar, a menos que se cuente con el apoyo familiar necesario.

ASPECTOS A TENER EN CUENTA EN EL CUIDADO DE LOS INFANTES CON CÁNCER:

1. No ocultarle el diagnóstico. Es importante que el menor sepa que tiene cáncer, pues no poder entender bien lo que le ocurre generará mayor ansiedad, empeorando su estado e impedirá que pueda colaborar con el tratamiento.

2. Hablarle de una manera más clara. En los más pequeños puede ayudarse con dibujos y figuras para explicar, por ejemplo, como actúa la quimioterapia en el cuerpo.

3. Comprenda que es normal que estos pequeños pacientes se tornen ansiosos, caprichosos, vulnerables y muy demandantes.

4. Entienda que por lo general un diagnóstico de cáncer implica para muchos menores hacer una regresión. Esto quiere decir que es posible que el niño, en su afán de adaptarse a las nuevas condiciones de vida que le impone el cáncer, tienda a reincidir en determinados comportamientos que ya estaban superados, como chupar dedo, sufrir terrores nocturnos, querer dormir con los padres, orinarse en la cama, entre otros.

5. Procure que su hijo exprese lo que siente. Pregúntele cómo estuvo su día o pídale que haga un dibujo en el que refleje lo que no le gusta.

6. Bríndele mucho afecto. Estos pequeños pacientes necesitan de mucha protección y reafirmación, pues los cambios que deben afrontar como no poder jugar, salir o correr como antes, les producen mucha depresión.

7. Establezca rutinas. Asegúrese de que el menor tenga horarios fijos para levantarse, comer y tomar los medicamentos, entre otras actividades. De esta forma le ayudará a controlar la ansiedad que genera la incertidumbre.

8. Preocúpese por diseñarle una agenda que incluya tanto actividades lúdicas y físicas como académicas. Pídale a los profesores que le asignen tareas o ayúdele a repasar las lecciones ya aprendidas, de forma que éste se mantenga activo intelectualmente, pues la mayoría de los niños se ven obligados a abandonar el colegio debido a la enfermedad.

Recuerde que el ejercicio debe realizarse bajo supervisión médica.

9. Entienda que el niño con cáncer es un menor que, a diferencia de sus padres, se fatiga con mucha facilidad. Esto se debe principalmente a que la quimioterapia altera la producción de glóbulos rojos y blancos, así como la de plaquetas.

La etapa más crítica es la de los primeros ocho o diez días después del tratamiento. Por eso, la agenda y el tipo de actividades no deben ser demasiado extenuantes.

10. Evite aislarlo. Es conveniente que el niño con cáncer se relacione tanto con otros menores que sufren la enfermedad, para que entienda que no es el único que la sufre, como con menores sanos para que escape de su situación.

11. Asegúrese de que el menor permanezca en un ambiente tranquilo y reposado, en el que cuente con una habitación amplia, cómoda y con buena iluminación y ventilación.

12. Procure además que el niño tenga una adecuada higiene corporal y principalmente bucal, con el objetivo de prevenir infecciones producidas por efecto de la quimioterapia y la radioterapia.

13. Lea cuanto pueda sobre la enfermedad. Si usted entiende mejor podrá darle más a poyo a su hijo.

FACTORES DETERMINANTES PARA ASIMILAR LA ENFERMEDAD.

Tenga en cuenta que la manera en que el niño asuma la enfermedad depende de muchos factores que usted debe aprender a asimilar. Entre ellos tenemos:

La edad: para los mayores de 9 años es más difícil afrontar la dependencia que supone la enfermedad que para los más pequeños.

La personalidad: no es igual la reacción en un niño que es muy nervioso a la que experimentan los que son más seguros.

El diagnóstico: ya que no es lo mismo sufrir un cáncer como una leucemia que un osteosarcoma o cáncer que tenga un alto riesgo de amputación.

La sintomatología: que en algunos menores se presenta con mayor intensidad que en otros.

Las condiciones familiares: pues no es lo mismo si el menor proviene de un hogar bien constituido o si hay problemas de abandono por parte de los progenitores, o se esté en proceso de divorcio.

Los cambios físicos: a algunos les puede afectar más perder el cabello y a otros, la pérdida de peso.

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Fuentes:
Mercedes franco, especialista en pacientes oncológicos y directora de la fundación de cuidados paliativos.
Lyda Rengifo, oncóloga pediatra del instituto nacional de cancerología.
Viviana Lotero y Andrés Portilla, pediatras especialistas en oncología y hematología, miembros de la fundación Pohema.



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