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¿Por qué sangran las encías y cómo se relaciona esto con la gingivitis?


No es normal que las encías sangren de forma constante. Conoce por qué te sale sangre de las encías con tanta frecuencia.

Muchas veces existen enfermedades que pueden esconderse tras el sangrado de las encías, y no precisamente tienen que ver con la salud oral de la persona.

La higiene es el eje fundamental de la prevención y el tratamiento tanto del sangrado de las encías como de las enfermedades derivadas.

¿Es común o poco común que las encías sangren?


El sangrado de las encías es bastante común y molesto al que la gran mayoría de las personas ignora, considerando que se debe a algo pasajero y perfectamente normal.

No obstante, los especialistas advierten que esta es una situación que debe constituir una señal de alerta, puesto que evidencia que hay un proceso inflamatorio en curso o una enfermedad.

Así que un sangrado constante, aunque poco abundante, no debería ser ignorado y la visita al médico especialista (periodoncista) debería ser casi que inmediata.

El estado de inflamación de las encías (gingivitis) suele estar asociado con la presencia de placa bacteriana en abundancia, la cual genera inflamación de las encías a nivel marginal y en consecuencia sangrado durante la masticación o el cepillado.

Si se deja avanzar, caso en el que puede llegar a comprometer el hueso de soporte de los dientes (alveolar), se convierte en una enfermedad conocida como periodontitis, en la que la inflamación afecta toda la encía y ocurre de manera espontánea, sin necesidad de estímulo alguno.

Con frecuencia el paciente también presenta supuración, pérdida de firmeza en las encías y movilidad dental. Claramente la dificultad para masticar se agrandará y será dolorosa.

Según muchos especialistas, la razón principal de preocupación es que la presencia de sangrado podría tener relación con enfermedades que no tiene algo que ver con la cavidad oral, como infarto al miocardio, problemas de coagulación, falla renal, diabetes, VIH y enfermedades sistémicas como la leucemia.

En conclusión a esta parte, se puede decir que ante la presencia de este signo así no haya dolor, es necesario consultar con el odontólogo o el periodoncista, que es el especialista en el cuidado de tejidos blandos como las encías, con el propósito de obtener un diagnóstico preciso y poder darle manejo al caso antes de que empeore.

La placa que se forma en parte de las encías



Construida por bacterias, residuos de alimentos y proteínas salivales, la placa bacteriana es producida principalmente por técnicas de higiene inadecuadas.

Es bien sabido que, además, coronas, restauraciones, puentes o aparatos de ortodoncia mal adaptados pueden facilitar que dicha placa se vaya acumulando cada vez más y más.

La única manera de evitar que esto ocurra es teniendo una estricta higiene, que debe ser basada en un cepillado eficiente.

Se debe usar seda dental antes del cepillado, mucha disciplina y una limpieza profesional por lo menos cada cuatro o seis meses.

El uso de enjuagues bucales solo debe ser recomendado previo a la visita al odontólogo. Preferiblemente usarlos sin que tengan alcohol dentro de su composición.

Evaluación y tratamiento con el sangrado en las encías





Ante cualquier caso de sangrado en las encías, se realiza una inspección visual en la que se observan detalles como cambios en el contorno de los dientes, el color y la consistencia de los mismos y los tejidos blandos que los soportan.

Además, se hace una medición de lo que se conoce como profundidad de sondeo, una prueba en la que se introduce un pequeño instrumento entre las encías y los dientes para así determinar qué tanto alcanza a introducirse, lo que da una idea a nivel de inflamación.

Cuando se llega a un diagnóstico de gingivitis, la solución radica en una limpieza especializada complementada con la higiene rigurosa del paciente en casa.

Pero si se concluye que la persona presenta enfermedad periodontal, se procede a realizar un procedimiento de raspaje y alisado radicular, en el que se entra por debajo de la encía para eliminar el cálculo, las bacterias y los desechos celulares hasta dejarla estable.

¿Cómo debe ser el cuidado de los dientes y las encías?





- No es bueno cepillarse con una gran fuerza.

Esto puede generar un traumas en las encías lo cual se puede complicar con cuellos descubiertos y erosiones (cráteres en la parte cervical de los dientes en zonas en las que el esmalte es más delgado).

- Se debe elegir un cepillo de dientes suave o, si se sufre hipersensibilidad dental, extrasuave.

Otro requisito es que el cepillo debe tener un mango flexible que pueda permitir llegar hasta los molares de atrás.

- La seda dental no puede ser reemplazada y mucho menos excluida como el inicio del aseo oral en casa.

El cepillo nunca podrá entrar con profundidad en los espacios interdentales. La seda dental que viene cubierta con cera es la más adecuada para cualquier persona, debido a que facilita el paso por entre los dientes.

Se debe usar en cada espacio interdental de forma que "abrace" el diente primero hacia un lado y luego hacia el otro, mientras se realizan pequeños deslizamientos de arriba a abajo y viceversa.

- Los especialistas advierten que el uso de bicarbonato o agentes desmanchadores que no han sido recetados pueden ser tan nocivos como la falta de higiene, ya que pueden generar una gingivitis por trauma o quemadura.

- Se debe visitar al odontólogo cada cuatro o seis meses.

Si se está en embarazo, se deben aumentar las precauciones con la higiene oral en casa y los controles, pues los cambios hormonales que se suscitan durante el embarazo hacen que se produzca una respuesta aumentada a estímulos como la placa bacteriana.

Por lo anterior, en estos casos hay que ser aún más riguroso (a) con la higiene y los controles con el periodoncista.



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