Toxina botulínica o popularmente conocida como botox: ¿qué es? ¿para qué sirve?


¿Qué es el botox y cuáles son los usos y beneficios para la salud y la apariencia física de las peronas?

La toxina botulínica, también conocida como botox, es una sustancia producida por la bacteria clostridium botilinum.

Es considerada como un veneno neurotóxico, el más potente del mundo, con efecto sobre el sistema nervioso.

Pero a nivel estético, se usa un derivado proteico purificado de la toxina botulínica tipo A para eliminar las arrugas del rostro.

En teoría el botox es una sustancia tóxica, pero usada en bajas dosis ofrece múltiples beneficios, en especial para eliminar de forma temporal las arrugas del rostro.

La toxina botulínica o botox tiene muchos otros usos que tienen que ver con la salud, como la incontinencia urinaria, Espasticidad, Distonías, entre otros.

Se trata de la toxina botulínica tipo A, cuyo nivel de seguridad es muy alto, pues ha sido una de las sustancias más investigadas en el mundo.

Más de 3 mil estudios realizados desde la década de los 50, cuando se descubrieron sus ventajas, así se confirma.

Por ende, la inyección de toxina botulínica es uno de los tratamientos más utilizados por personas mayores de 40 años, quienes han encontrado en este procedimiento estético la forma más efectiva para "quitarse" unos años de encima.

El botox bien aplicado puede hacer milagros a nivel estético.

¿Dónde se puede inyectar el botox?


En teoría puede ser aplicada en cualquier parte del rostro o del cuerpo en la que haya músculo esquelético.

Pero, a nivel estético los sitios más comunes en los que es aplicada son los que integran el tercio superior del rostro, entre otros. Como por ejemplo:

- La frente: para desvanecer las arrugas que se forman cuando se levantan las cejas o cuando se frunce el ceño.

- Alrededor de los ojos: a nivel del músculo orbicular, donde se forman las coloquialmente conocidas "patas de gallina".

- Los labios: para acabar con el llamada "código de barras", arrugas verticales que quitan juventud.

- El cuello: con el fin de relajar y eliminar las bandas que se forman como una especie de collar.

¿Cómo se aplica el botox?





El procedimiento, que se realiza en un consultorio y que debe ser realizado por un cirujano plástico o dermatólogo, consta de los siguientes pasos:

1. Se hace una marcación del área que se va a intervenir, calculando el número de unidades internacionales de toxina botulínica que deben ser aplicadas.

2. Hay que desinfectar la piel con alcohol. En algunos casos se pone hielo en la zona, ya que así aparte de generar adormecimiento, se estrechan los vasos (por vasoconstricción), disminuyendo la posibilidad de afectarlos durante la punción o de que se produzcan hematomas.

También se puede usar una crema anestésica para disminuir la sensación del pinchazo, la cual se deja actuar por alrededor de 20 minutos.

3. Luego se inyecta la toxina botulínica diluida en solución salina en el músculo esquelético, puesto que si es aplicada de forma superficial, a nivel subcutáneo, no surte efecto alguno.

4. A los dos días de la aplicación ya se nota el cambio, pero el resultado final es apreciado a los diez días.

¿Qué cantidad de botox se necesita aplicar?





La toxina botulínica se consigue en presentaciones de 50 y 100 unidades internacionales.

Las dosis máxima permitida, con el fin que no genere su efecto tóxico es de 3 mil unidades, pero por lo general se pone una cantidad mínima de solo 10 o 12 unidades internacionales en cada sitio en el que es aplicada.

Lo que significa que con unas 50 unidades podría rejuvenecerse todo el rostro y con 100 la cara y el cuello, pero esto depende de cada caso en particular.

Solo se necesita una aplicación, la cual puede repetirse después de cuatro meses y cuantas veces el paciente lo requiera.

Aunque el efecto se calcula que es de unos tres a seis meses, esto puede variar según la zona intervenida y la cantidad aplicada.

Se recomiendo volver a inyectar la toxina botulínica un mes antes de que se venza su efecto, cuando todavía el músculo no ha empezado a contraerse, para que pierda cada vez más su función por la falta de uso.

Los riesgos para la salud de hacerse aplicar botox o toxina botulínica





Es de extrema importancia que la toxina botulínica sea aplicada por un cirujano plástico o un dermatólogo, puesto que en manos inexpertas es posible que puedan ocurrir los siguientes daños:

- Si durante la aplicación se punza una vena, esto hace que la sustancia se disemine hacia otras partes del cuerpo, causando efectos inesperados.

- Es posible la lesión de algún nervio, lo cual podría ocasionar algún tipo de parálisis.

- Un exceso en la dosis puede paralizar los músculos del diafragma y producir asfixia. O también dejar el rostro con expresión de susto, los párpados caídos con limitaciones para abrirlos.

- Cuando se inyecta en las zonas laterales de la frente el efecto tiende a ser muy artificial, porque esta zona queda sin movilidad alguna.

Por lo anterior, lo mejor es ser inyectado en la parte central y de esta manera se puede conservar el movimiento natural de las cejas y la frente.

Otros usos de la toxina botulínica



Incontinencia urinaria: el escape involuntario de orina es causada por hiperactividad de la vejiga.

Con respecto a los fármacos, la toxina botulínica tiene la ventaja de que no produce efectos secundarios como boca seca, visión borrosa y estreñimiento.

Además, no exige dosis diarias, sino que basta con una aplicación cada seis o nueve meses, la cual se realiza en el quirófano mediante un proceso ambulatorio en el cual se realizan 20 punciones en diferentes sitios del músculos detrusor de la vejiga, que es el que provoca la evacuación de orina, para paralizarlo.

La eficacia y seguridad de la toxina botulínica en estos casos se calcula de entre el 70% y el 80%.

Espasticidad: es un fenómeno neurológico que refleja un trastorno o lesión del sistema nervioso central en el que se afecta la irrigación del cerebro, por lo que se aumenta el tono en algunos músculos.

Esta contracción provoca rigidez muscular y deformidades, que interfieren en movimientos y funciones como hablar, deglutir, agarrar o sostener objetos, sentarse, arrodillarse y caminar.

Hasta el momento se han utilizado medicamentos para tratarla, pero tiene el inconveniente que generan somnolencia, debilidad y convulsiones.

En cambio, la toxina botulínica, aparte de que favorece la relajación de los músculos esqueléticos mejorando su movilidad, no genera efectos secundarios y actúa de manera selectiva, sin afectar los músculos que no se encuentran involucrados.

Distonías: se caracteriza por lesiones de los ganglios basales del cerebro, las cuales generan movimientos involuntarios y repetitivos a manera de tivs y trastornos del movimiento en los cuales contracciones sostenidas del músculos causan torceduras o posturas anormales, sensación de tirantez, temblor y sacudidas espasmódicas.

Estos movimientos, a veces dolorosos, pueden afectar un solo músculos o varios, a nivel de los miembros superiores e inferiores, el cuello o el cuerpo entero, causando en ocasiones inestabilidad al caminar.

Usualmente las distonías se manejaban con terapias y benzodiacepinas, con pocos resultados. Pero la toxina botulínica ha demostrado reducir el dolor de cuello hasta en un 90%. Esto si exige realizar varias aplicaciones cada 3, 4 o 5 meses, de manera indefinida.

Otros: Hiperhidrosis, espasmos faciales, parálisis cerebral infantil, dolor pélvico crónico disfunciones en la micción y estrabismo, entre otros problemas.

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