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Curación de un hueso después de una fractura

Etapas de la curación de hueso tras una fractura

¿Cómo se realizar la curación de un hueso después de que éste se ha fracturado?

Cuando el hueso sufre una fractura, su estructura y resistencia originales se restablecen con gran rapidez mediante la formación de tejido óseo nuevo.

Siempre y cuando los bordes del hueso fracturado se recoloquen y el hueso quede inmovilizado mediante una férula, tiene lugar la reparación normal sin que quede finalmente ninguna deformidad en el esqueleto.

La reparación del hueso fracturado tiene lugar a través de tres etapas:



La primera etapa abarca los 4-5 días desde la lesión y conlleva la eliminación de los restos generados por la lesión tisular.

Estos restos son fragmentos de hueso y otros tejidos, así como coágulos sanguíneos formados por la hemorragia que tiene lugar entre los extremos óseos y hacia el músculo adyacente cuando se altera el periostio (membrana de tejido conectivo ubicado entre el músculo esquelético y el hueso).

Las células fagocíticas como los macrófagos limpian la zona y se forma un tejido de granulación.

Este tejido es un exudado de carácter gelatinoso laxo, rico en proteínas, que aparece en cualquier zona de lesión tisular y que posteriormente muestra fibrosis y organización con formación de una cicatriz.

Debido a que se revasculariza a partir de capilares no lesionados, muestra un aspecto granular y rosado.

Los osteoblastos del endostio y del periostio migran hacia la zona de lesión para iniciar la segunda etapa de la curación.

Durante esta segunda etapa, que normalmente dura aproximadamente las tres semanas siguientes, los osteoblastos segregan osteoide hacia el tejido de granulación, con formación de una masa entre los extremos fracturados del hueso y con relleno de la solución de continuidad.

Esta nasa tisular también se denomina callo blando.

El callo blando muestra una osificación gradual con formación de una región de hueso estructurado (similar al hueso trabecular) y que se denomina callo duro.

En esta fase del proceso de curación se observa normalmente un cierto grado de tumefacción local en la zona de la fractura, debido al callo duro.

Durante la tercera y última etapa del proceso de curación, la masa correspondiente al callo duro es reestructurada para el restablecimiento de la arquitectura ósea original.

Esta fase puede durar muchos meses y tiene lugar por distintas acciones de los osteoblastos y los osteoclastos. Durante la misma, el periostio también se reforma y el hueso llega a alcanzar su resistencia y su capacidad de carga comunes.

Luego es necesaria la terapia de rehabilitación para fortalecer más los huesos


Si bien es cierto que nuestro organismo puede reparar y crear nuevo hueso con el simple hecho de darle reposo, colocarlo de nuevo en la posición correspondiente, consumiendo una buena cantidad de nutrientes y de ser necesario aplicar algún medicamento, llegará el momento donde es necesario hacer algo más para mejorar la calidad de este nuevo hueso.

Aquí entonces entraremos a hablar de la densidad ósea, o sea hacer todo lo posible para que los huesos se hagan más fuertes y resistentes, sobre todo tratándose de hueso nuevo.

Para ello, cuando se viene de una fractura, primero hay que esperar que se cumpla todo lo explicado anteriormente.

Llamemos esta parte como curación involuntaria de los huesos.

Lo llamo así porque simplemente no es como si nosotros tuviéramos la capacidad de voluntariamente dar órdenes a nuestro cerebro para que éste dé órdenes para empezar a formar nuevo tejido en la parte del hueso fracturado. Esto es algo que sucede querámoslo o no, a menos claro que no coloquemos los huesos en la correcta posición.

Luego de que el cuerpo esté completamente sanado y el paciente pueda apoyar o que en sí ya no sienta dolor, empieza la fase tanto de fortalecimiento muscular como de fortalecimiento óseo.

Aunque dependiendo de la parte del cuerpo que se haya lesionado, primero se procede con un fortalecimiento de ligamentos, tendones y músculos, para pasar a una zona de impacto.

Cuando hablo de zona de impacto hago referencia a ejercicios que precisamente generen eso: más impacto.

Caminar, trotar, correr, alzar pesas, practicar deportes de contacto, entre otros deportes excepto la natación puesto que con ella no generamos impacto.

O sea, la natación es un buen deporte para fortalecimiento muscular, para mejorar la coordinación motriz y capacidades como la resistencia muscular y la flexibilidad, entre otras.

Pero para fortalecer los músculos, la natación no es lo ideal como terapia.

Entonces, luego de que el hueso esté totalmente curado y de que se haya realizado un tiempo de fortalecimiento enfocado a ligamentos, tendones y músculos esqueléticos, es necesario practicar otro tipo de ejercicios.

Estos ejercicios de más impacto harán que el cuerpo vea la necesidad de fortalecer aun más estos huesos que vienen de una fractura y por supuesto también los huesos que antes estaban sanos.

El cuerpo hará que estos huesos puedan aumentar su dureza lo cual los hará más resistentes para evitar que fácilmente vuelvan a fracturarse.

La nutrición es crucial para la recuperación de los huesos luego de una fractura


Por supuesto esto aplica tanto para los huesos que buscamos recuperar como para aquellos que buscamos mantener o de hecho mejorar.

Se trata de aumentar el consumo de proteínas magras, alimentos ricos en calcio, en zinc, en vitamina D, entre otras vitaminas y minerales.

Es importante o de hecho es de vital importancia intentar realizar este tipo de ejercicios bajo el sol en un horario tempranero para evitar la alta radiación solar, pero al mismo tiempo para poder recibir estos importantes rayos UV mismos que estimulan la síntesis de vitamina D, la cual es muy importante para permitir una adecuada absorción de calcio por parte de los huesos, además de cumplir otras funciones en el metabolismo hormonal.

Se deben evitar además alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares simples refinados para evitar el efecto conocido como glucación donde las proteínas de nuestro cuerpo empiezan a volver rígidas con el paso del tiempo.

La parte de ingesta calórica depende de cada persona, de sus datos, de las actividades que realice a lo largo del día, entre otras variables como la edad y el sexo que permitan determinar el gasto metabólico basal y total, para así estipular un adecuado plan nutricional que permita la recuperación y fortalecimiento de los huesos fracturados sin que el nivel de grasa corporal de la persona deba aumentar.

Hacer todo lo posible por promover la producción natural de hormona del crecimiento


Acostarse a dormir antes de las 10 pm es muy importante ya que diversos estudios demuestran que esta hormona se produce en altas cantidades en las fases de sueño profundo antes de la media noche.

Después de este horario también hay producción de esta hormona pero en cantidades mucho menores.

Es importante evitar comer alimentos ricos en azúcares simples refinados ya que el exceso de producción de insulina reduce o de hecho puede llegar a inhibir la producción de hormona del crecimiento, lo cual puede tardar la fase de recuperación del hueso luego de ser fracturado.

Se debe evitar además el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas, se debe evitar por obvias razones el consumo de alcohol, de cigarrillo y de otras sustancias psicoactivas que dañen el organismo lentamente.

Las mujeres suelen ser las más afectadas a la hora de fortalecer los huesos, pero es importante que cumplan todo lo aquí recomendado no solamente para ayudar a recuperar y fortalecer los huesos que una vez sufrieron de una fractura, sino en sí para hacer que el resto de huesos puedan volver más densos o sea más fuertes y resistentes para que la menopausia no cause la temida enfermedad de la osteoporosis, o por lo menos que ésta no dé tan duro.

Aun luego de la menopausia se debe seguir con la práctica de ejercicio físico para mantener lo que se ha ganado, o para intentar ganar algo de densidad en es importante tejido en el caso de que de pronto se trate de mujeres que solamente pudieron o decidieron empezar a ejercitarse luego de los cuarenta y tantos años de edad.



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