En este artículo mencionaré algunas enfermedades y problemas que se pueden presentar en la piel.
Factores de riesgo que afectan la piel y generan alteraciones y/o cuadros patológicos que pudieran llegar a afectar de gorma negativa la salud y el bienestar general de una persona.
Por supuesto también se trata de problemas o enfermedades de la piel (cáncer de piel, quemaduras, úlceras de codo o decúbito) que podrían llegar a afectar el aspecto físico y por ende la autoestima de un individuo.
Cáncer de piel
La exposición excesiva al sol causa virtualmente todos los casos de cáncer de piel del millón diagnosticados cada año en los Estados Unidos.
Hay tres formas comunes de cáncer de piel.
El carcinoma de células basales o basocelular abarcar alrededor del 78% de todos los cánceres cutáneos. Estos tumores se originan en células del estrato basal de la epidermis y raramente dan metástasis.
El carcinoma de células escamosas, o espinocelular es responsable del 20% de todos los cánceres de piel, se origina a partir de células espinosas de la epidermis y tiene una tendencia variable a originar metástasis.
La mayoría comienza en lesiones preexistentes de tejido dañado en la piel expuesta al sol.
Los carcinomas de células basales y de células escamosas se conocen en conjunto como cáncer de piel no melanoma. Son un 50% más comunes en hombres que en mujeres.
Los melanomas malignos se originan a partir de melanocitos y son responsables de alrededor del 2% de todos los cánceres de piel.
El riesgo estimado de desarrollar un melanoma es actualmente de 1 en 75, el doble del calculado hace unos 30 años.
En parte, este incremento se debe al adelgazamiento de la capa de ozono, que absorbe algo de la UV que intenta atravesar la atmósfera.
Pero la razón principal del incremento es que cada vez más personas pasan más tiempo al sol y en camas solares. Los melanomas malignos dan metástasis rápidamente y pueden llevar a la muerte en un plazo de meses después del diagnóstico.
La clave de la eficacia en el tratamiento de los melanomas malignos es la detección temprana. Los signos iniciales de alerta se identifican con la sigla ABCD.
A es por asimetría: los melanomas malignos tienden a ser asimétricos.
B es por borde: los melanomas malignos tienen bordes mellados, indentados, festoneados o difusos.
C es por color: presentan una coloración irregular y pueden contener varios colores.
D es por diámetro: los lunares normales típicamente tienen un diámetro de 6 mm.
Una vez que un melanoma maligno reúne las características de A, B y C, por lo general muestra un tamaño mayor de 6 mm.
Entre los factores de riesgo del cáncer de piel están los siguientes:
1. Tipos de piel.
Las personas de piel blanca que nunca llegan a broncearse pero siempre sufren quemaduras corren mayor riesgo.
2. Exposición al sol.
Las personas que viven en lugares con muchos días de sol por año y a grandes altitudes (donde la luz ultravioleta es más intensa) tienen un riesgo mayor de desarrollar cáncer de piel, al igual que quienes deben trabajar al aire libre y los que han sufrido tres o más quemaduras solares serias.
3. Antecedentes familiares.
El índice de cáncer de íel es más alto en algunas familias que en otras.
4. Edad.
Las personas de edad son más propensas al cáncer de piel como consecuencia de la mayor exposición total a la luz solar.
5. Estado inmunológico.
Los pacientes inmunocomprometidos tienen mayor tendencia de cáncer de piel.
Quemaduras
Una quemadura es un daño en el tejido causado por calor excesivo, electricidad, radiactividad o agentes químicos corrosivos que desnaturalizan las proteínas de las células cutáneas.
Las quemaduras anulan algunas de las importantes contribuciones de la piel a la homeostasis: protección contra la invasión microbiana, deshidratación y termorregulación. Se las clasifica de acuerdo a su gravedad.
Una quemadura de primer grado compromete solo la epidermis.
Se caracteriza por el dolor ligero y eritema (enrojecimiento), pero no por la formación de ampollas. Las funciones de la piel permanecen intactas.
El lavado inmediato con agua fría puede diminuir el dolor y el daño causado por estas quemaduras.
Suelen curar 3 a 6 fías después y puede estar acompañada por el desprendimiento de la piel. Un ejemplo de quemadura de primer grado son las quemaduras solares leves.
Una quemadura de segundo grado destruye la epidermis y parte de la dermis. Algunas funciones de la piel se pierden.
En una quemadura de segundo grado hay enrojecimiento, formación de ampollas, edema y dolor.
En una ampollar, la epidermis se separa de la dermis por la acumulación de líquido entre ambas.
Las estructuras anexas, como los folículos pilosos, las glándulas sebáceas y las glándulas sudoríparas, normalmente no son dañadas.
Si no se produce infección, la lesión cura sin necesidad de injertos de piel en 3 o 4 semanas, pero pueden quedar cicatrices. Las quemaduras de primer y segundo grado se llaman, en conjunto, "quemaduras de espesor parcial".
Una quemadura de tercer grado o quemadura de espesor total destruye la epidermis, la dermis y el tejido subcutáneo.
La mayor parte delas funciones de la piel se pierden. Estas quemaduras varían en su aspecto desde heridas secas de color blanco marmóreo a color caoba y hasta carbonizado.
Hay edema importante y la región afectada pierde sensibilidad por la destrucción de los terminales nerviosos sensitivos.
La regeneración ocurre lentamente y se forma mucho tejido de granulación antes de cubrirse de epitelio. Se puede requerir un injerto de piel para promover su crecimiento y reducir las cicatrices.
El daño de los tejidos de la piel en contacto directo con el agente causal es el efecto local de la quemadura.
Sin embargo, los efectos sistémicos de una quemadura importante son una amenaza mayor para la vida.
Los efectos sistémicos de una quemadura pueden consistir en:
1) una pérdida considerable de agua, plasma y proteínas plasmáticas, lo cual provoca shock.
2) infección bacteriana.
3) circulación disminuida de sangre.
4) disminución de la producción de orina.
5) disminución de la respuesta inmunitaria.
¿Qué factores determinan la gravedad de una quemadura?
La gravedad de una quemadura está determinada por la profundidad y la extensión del área afectada, así como por la edad del paciente y su estado general de salud.
De acuerdo con la clasificación de la American Burn Asociation, una quemadura grave implica: quemadura de tercer grado en más del 10% de la superficie corporal; una quemadura de segundo grado en más del 25% de la superficie corporal, o cualquier quemadura de primer grado en la cara, manos, pies o el periné (regiones anal y urogenital).
Cuando la superficie quemada excede el 70%, la mortalidad llega al 50%. Una manera rápida de estimar la superficie corporal afectada en un adulto es utilizar la regla de los nueves:
1. Considerar un 9% si están afectadas la superficies anterior y posterior de la cabeza y cuello.
2. Considerar un 9% si están afectadas las regiones anterior y posterior de cada miembro superior (un total del 18% para ambos miembros superiores).
3. Considerara cuatro veces 9% o 39% por las regiones anteriores y posteriores del tronco, incluidas las nalgas.
4. Considerar un 9% por la superficie anterior y un 9% por la posterior de cada miembro inferior hasta las nalgas (un total de 36% para ambos miembros inferiores).
5. Considerar un 1% por el periné.
Muchas personas que sufrieron quemaduras en incendios también inhalan humo. Si el humo es demasiado caliente, es denso o ha sido inhalado por largo tiempo, pueden surgir trastornos serios.
El humo caliente puede dañar la tráquea y causar tumefacción de su revestimiento.
Como la inflamación estrecha el conducto, el flujo de aire hacia los pulmones se ve obstruido.
Además la pequeña vía aérea dentro de los pulmones también puede estrecharse y causar dificultad respiratoria.
A una personas que ha inhalado humo se le suministra oxígeno a través de una máscara facial y hasta se le puede introducir un tubo endotraqueal para asistir la respiración.
Úlceras de decúbito
Las úlceras de decúbito, también conocidas como "úlceras por presión" son causadas por una deficiencia constante de flujo sanguíneo a los tejidos.
El tejido afectado suele cubrir una prominencia sometida a una presión prolongada contra un objeto como la cama, un yeso o una férula.
Si la presión se libera en unas horas, se produce enrojecimiento de la zona, pero no tiene lugar un daño permanente del tejido. La formación de ampollas en el área afectada puede indicar daño superficial; la coloración azul-rojiza revela un daño más profundo.
La presión prolongada causa ulceración tisular. Las pequeñas fracciones cutáneas se infectan y se daña el tejido subcutáneo sensitivo y los tejidos más profundos.
Por último, el tejido muere. Las úlceras por presión son más frecuentes en los pacientes postrados en cama.
Con los cuidados pertinentes pueden evitarse, pero suelen desarrollarse con rapidez en pacientes muy ancianos o muy enfermos.
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